A Europa se le ha perdido el respeto. Ya lo dicen, el dinero no tiene patria ni sentimientos, y es así sin que podamos remediarlo.
Mientras esta vieja dama dominó pueblos, su riqueza le dio Poder y gloria por varios siglos.
Los siglos no tienen otra cosa que tiempo envasado en forma años, pero dejan marcas y deterioros funcionales y de los otros. Así pasa que Europa es lenta de reflejos sin perder esa autoestima de grandeza. Ya no es Imperio de nada y sus nietos no la necesitan. Ellos padecieron sus crisis de crecimiento sin que ella los defendiera y por tanto dejaron de tenerle respeto. Ahora tienen dinero apátrida y trabajo propios, sus vidas son autónomas.
Ese dinero ya es global y va y viene como un vendaval que asola a Europa; ni siquiera un bastón la sostiene.
Ella intenta mantenerse de pie con los hombros caídos asombrada de ver como se caen los ladrillos con un simple movimiento de un dedo global.